Quino

Andaba meneando mi ruler por el Fnac de Callao ayer por la tarde, cuando vi a un señorico sentado en una mesa firmando libros, y una cola gigantesca que recorría tres de las plantas del edificio. Mis sospechas se confirmaron al ver un cartel de aproximadamente dos metros que tenía enfrente de la jeta: "Quino firmará ejemplares de su obra el jueves 11 a las 19h".

Ni corto ni perezoso agarré un libro que hacía tiempo quería regalar, y estuve hora y media en la cola, aguardando mi turno. Curiosamente no se me hizo demasiado eterno, y es que me estuve descojonando con cada una de las viñetas, disfrutando de los dibujos, y de los detalles en los que no suelo reparar.

Cuando por fin le tuve delante, cual fan bisbalera y sin saber el porqué, me puse un poco nervioso. Me habría encantado decirle: "es usted fantástico", "me encantan tus dibujos" o un elegante "flipo con tu rollo, tron", pero me quedé cortado y me limité a un simple "gracias, hasta luego". Me echó una sonrisa y atendió al siguiente borrego (bueno, borrega, argentina, incontinente verbal).Y me fui a casita. Contento.

Joaquín Salvador Lavado nació en 1.932 en Mendoza (Argentina). Hijo de padres andaluces, quedó huérfano a la edad de 16 años. Uno después abandonó la escuela de bellas artes donde estudiaba, decidido a dedicarse por completo al dibujo de tiras cómicas, al igual que un tío suyo, también dibujante, quien supuso su primera fuente de inspiración.

Tardó bastante en hacerse un hueco en las publicaciones argentinas. Por fin, a mediados de los sesenta, gracias a una campaña publicitaria que nunca vio la luz, creó a su personaje más emblemático, Mafalda (por la que no siento especial predilección), que le reportó muchísima fama y le permitió ir exportando su obra a distintos países: Italia, España (donde fue objeto de censura), Portugal...

En 1.975 abandonó a Mafalda y se centró en las tiras que poco a poco se han ido recopilando en álbumes como "Yo No Fui", "Sí, Cariño","Cuanta Bondad"...o el más reciente, que adquirí ayer, "Quinoterapia".

Actualmente vive en Milán donde, con 73 años, sigue dibujando esas pequeñas grandes obras de arte.